viernes, 15 de julio de 2011

F[r]icción (des)amor [mediados de 2009]


La mayoría de canciones de Drexler las conocí gracias a ella, Carolina. Mientras intento tarjar este post escucho “Sanar”. Una ficción como el beso que no existió. Me suturo el ego y supongo que mientras la dejaba, escuchaba esta canción pensando en como pude ser este error. Ahora, cursi, digo: soy yo el que la escucha intentando encontrar un poco de paz en este vacío que me carcome cada vez que me conecto al Messenger y ya no la encuentro saludándome con esos emoticones delatores. Y ahora solo queda en mi bandeja esos cada vez más distantes e-mails de aquella f[r]icción que construimos solo a través de la web. Para terminar escucho “Nada” de Zoe, sería mejor que quedara nada, pero queda el salobre recuerdo de ella o la narrativa que hice de ella…el cascarón de su nombre, largo y hermoso como un río.

miércoles, 6 de julio de 2011

Lo inenarrable I

Mientras ansioso la esperaba comía un dulcísimo Sandae en Mc Donalds, empalagoso ciertamente, y también estudiaba inglés. Frente a mí había una anciana, también sola. Quizá intuyó que hacía allí, de mi encuentro furtivo y al irse me entregó un pequeño díptico llamado “El Plan de Dios. Para ti”: “El (sic) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera e los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.

Nada es casualidad, pensé. Media hora después, luego de haberme cansado de esperarla, llegó con el simulacro: las sirenas enloquecidas, la gente salía atiborrada de los establecimientos, aglomeraciones ensayando lo que se debía de hacerse en un desastre. Todo parecía extraño. Lo digo una vez más, ella llegaría con el simulacro. Minutos antes había decididó irme, la había esperado más allá de lo tolerable. Le escribí un mensaje y respondió diciendo que ya estaba cerca. Luego la escucharía diciendo: “por favor, no te vayas”…

sábado, 7 de mayo de 2011

8 de mayo.

Creo que te he echado de menos. Has aparecido un par de veces en el sueño. Ese otro lado que para mí es tan caro como estar despierto, Caro. Era tu cumpleaños. Era una situación incómoda pues tu novio estaba allí. Pero lo más incómodo era saber que traías un crío en tus entrañas, tu vientre era descomunal. Pero eso no era todo. Tenías una hermana gemela, igual de embarazada que tú. No podía saber cuál de las dos eras tú, Caro. Descorazonador. Pensar que hemos hablando tantas horas y no saber diferenciarte de otra mujer que se parece tanto a ti, pero que no eres tú. Me hacía saber que en realidad no te conocía, o al menos no tanto como lo imaginada.

lunes, 25 de abril de 2011

tevi

Dos minutos más o dos minutos menos. Hoy fueron dos minutos menos. Salí camino al aula - aún los días son claros, soleados así que mi corazón estaba tibio para enfrentar una nueva sesión con chicos y chicas que en el fondo temo-. No recuerdo si esperaba encontrarte. Otro día si hubiera tenido la certeza que lo hacía, que te buscaba, que te esperaba. Te vi a unos veinte metros, viniendo en dirección a mí. Venias, al parecer, conversando con un profesor robusto, alto, altísimo. Cuando la distancia era mínima noté que no hablabas con él, sus pasos solo coincidían. Sucedió lo inevitable, nuestros pasos se cruzaron y no me viste. Estabas ensimismada, muy pensativa, hasta podría decir que desencajada. No traías ese glamour tan producido de las fotos que te tomaste. Pero si traías esos lentes que sé que detestas. Cuando ya eras el pasado no me atreví a voltear para saber a dónde te dirigías. En realidad quizá no me atreví a verte más que la espalda

sábado, 24 de julio de 2010

VK

Agotado estoy. Agotado de haber huido. Agotado de haberte visto hoy. Concentrada en alguna separata acerca de lo real, tú que eres una irrealidad. Agotado pensaba en dedicarte mis últimos garabatos analíticos: “a la ùnica mirada de vk” Si algo recuerdo esa mirada tuya, inicial. Esa mirada de descarada timidez. Imposible. Tan extraña que pensaba “me mira así porque le debo de recordar a un muerto, quizá al hermanito que nunca conoció”. Te lancé un salvavidas que te rebotó en el rostro. Avergonzado huí de ti mirando sin mirarte. Avergonzado salté dos gradas hacia el baño. Agotado te vi dar un final hoy. Mientras escribo, las horas pasan lentamente. Esa obvia pero incierta mirada que hoy me miro con triste mirar por última vez. "Pudo ser y lo echaste a perder, idiotita".

miércoles, 12 de mayo de 2010

Me remite

Me ha pasado reiteradas veces que voy por la calle o me encuentra en un aula de clases y siento una atracción particular hacia una mujer. No es un deseo básico de querer penetrarla, es un deseo que me lleva a imaginarmela en una relación de pareja. De pronto ya estamos juntos, se da alguna discusion, algún encuentro rutinario pero emocionante pues todo recién empieza. Y caigo en la cuenta de que me siento tan completo que me remite a una sensación única, a un verano en el que tuve una sesión mágica, de amor, de comunión de saber que se está vivo, de un viaje en el cual la ruta es el destino. Pero la timidez me ata la lengua, las manos, los pies y vuelvo al presente. Por su puesto no le hablaré una vez más.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Tengo a una mujer madura sobre mi cama, en cuatro. Su culo blanco, mediano, nada especial; me excita. La comienzo a penetrar vaginalmente. Es placentero. Llegado un momento sin experimentar esa sensación propia de la eyaculación comienzo a hacerlo. Es como si fluyera más lubricante de lo común, pero en realidad es semen. De pronto el semen es tal que comienza a esparcirse por todo su culo y luego por toda su espalda. Llegado un momento toda la cama esta cubierta de semen. También chorrea partes por el piso. Comienzo a desesperarme. No se como hacerme cargo de tal inundación. Tengo pudor de que alguien entre en la habitación. No se si coger una camisa, un polo, una toalla y comenzar a secar todo el semen esparcido. Presiento que cualquier momento puede entrar alguien y ver tal inundación eyaculatoria. Despierto. Y pienso que nunca hubo orgasmo.